11 de mayo de 2015

20 AÑOS DESPUÉS

Hoy es 11 de mayo de 2015. No se ve ninguna camiseta blanquilla por la calle, no hay bufandas, no hay banderas y parece que el orgullo se guarda para las redes sociales. Hoy, pero hace 20 años, la Plaza del Pilar era un mar de bufandas zaragocistas al viento, la ciudad se había parado casi por completo para recibir a los 'Héroes de París' y todo el mundo decía, orgulloso de serlo y de su equipo, "Soy del Real Zaragoza".

Yo no soy del Real Zaragoza, simplemente simpatizo mucho con un equipo cuya afición, como el club, ha cambiado. Y todo el mundo sabe que el culpable del cambio es un huraño soriano, que llegó prometiendo Ligas y se fue dejando al noveno mejor club de España (según la clasificación histórica de Primera) en Segunda y con una situación económica límite. El número de abonados cae cada año (hasta este) y los que quedan, van más con la actitud de no sufrir demasiado que queriendo disfrutar con el juego de su equipo. 
La Romareda tampoco se llenó en el 20 aniversario de la Recopa | Foto: J. Alfranca

Y me da pena. Me da pena que hace catorce años fuera por primera vez a La Romareda y quedara fascinado y ahora viviendo en la ciudad no me llame para nada la atención ir. Cómo animaba esa gente, qué gritos, todo el estadio al unísono. En los últimos años cuando se alcanzaban más decibelios era en las agapitadas. Hace once años, salté de emoción con el gol de Galletti y el dos años después con el 6-1 al Madrid y el 4-2 al Barça. El año pasado sus filiales se llevaron sendas victorias por 0-2 de La Romareda. 

Con la nueva directiva se veía de nuevo esperanza en los ojos de los zaragocistas. Volvían a creer en su propio equipo y parecía que este iba a ser un año tranquilo. Pero no. Al igual que hace años la afición del Valencia pitaba a Emery por no conseguir ganar una Liga, el zaragocismo exigió más de lo que se podía pedir, lo que volvió a provocar el desencanto con el club. Sin embargo, al contrario que la del Valencia, es una exigencia que se fundamentó en la ilusión. La ilusión que le provocó una buena racha de resultados que hizo olvidar la paciencia que ahora mismo necesita el Zaragoza para volver a ser el Zaragoza. 

Nací en 1995, un buen año para el zaragocismo. La Recopa me pilló con tan solo cuatro meses, pero eso no impide que se me ponga la carne de gallina cuando veo imágenes del partido y de su celebración. Y eso que repito, no soy del Zaragoza, soy del Atlético de Madrid, pero los primeros años de mi vida fueron para plantearme ¿por qué soy de unos que no ganan nada y no del Zaragoza de las Copas, de las goleadas? Pensamiento que parece impensable decirlo hoy en día. No obstante, la paciencia parece que dio sus frutos. 

La Plaza del Pilar hoy, hace 20 años. | Foto: C. Moncín
Con esto no pretendo comparar, para nada, las situaciones de ambos clubes, por favor no quiero malentendidos. Pero el Zaragoza nunca ha sido un equipo rico en dinero, pero tenía una afición de la que estar orgulloso y que hacía que los jugadores rindieran más de lo que se esperaba de ellos. Quizás, como con el equipo, también solo hace falta tener paciencia y confianza en ellos. Porque sé que ese germen está, que no se ha perdido, y que crecerá con el renacer de un Real Zaragoza que con 83 años sonríe, siempre que le dejen, como un niño. No hay que querer que vuelva a ganar títulos de una manera inmediata, simplemente apoyarle para que, más pronto que tarde, el Zaragoza vuelva a ganar, el Zaragoza vuelva a vencer y el azul y el blanco vuelvan a ser el color del campeón.

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