21 de junio de 2014

EL CIRCO DE LA QUEBRANTAHUESOS

    La Quebrantahuesos es una marcha cicloturista, aunque no es una prueba cualquiera. Por su dureza y longitud (205 km) se ha erigido como la más importante de España y una de las más conocidas a nivel europeo y mundial. En su XXIV edición, la QH cuenta con 8.500 participantes y 5.064 se quedaron fuera debido a las limitaciones impuestas por la gendarmería francesa. Sin embargo, poco a poco ha dejado de ser tan solo una marcha, convirtiéndose en un auténtico negocio, en un circo.

    La Quebrantahuesos nace de una conversación inicial entre Luis García Landa (que acababa de disputar La Marmotte), con José Antonio Ferrer y Javier Navasa en 1988, tres años antes de la primera edición de la prueba. En 1990 se puso en marcha la iniciativa acondicionando las carreteras que, en aquel momento, eran impracticables para el ciclismo y un año más tarde las bicicletas comenzaron a rodar. El primer equipo de la Peña Recreativa Edelweiss (José Antonio Ferrer, primer coordinador de la marcha, Javier Navasa, como presidente en ese momento, Tere Barrio, como secretaria, José Manuel Ruano, como tesorero, Miguel Ferrer, responsable de informática, Antonio Urra, Pepe Gavín, Ignacio Coronas, Ramón Viñuales, Ramón Tomás, Alfredo Urieta y Luis García Landa) encaminado hacia la organización de la QH envió cartas a todos los clubes ciclistas españoles y a 700 franceses, y se recorrió las principales pruebas cicloturistas de España, publicidad en mano, para promocionar su marcha: "apuntaban y apostaban por crecer".

    En 1994, se creó oficialmente la Peña Ciclista Edelweiss y la Quebrantahuesos había crecido hasta convertirse en la mayor marcha cicloturista de España. La prueba aumentaba en todos los aspectos de una manera incontrolable, ya se contaba con otra pieza fundamental en la organización que fue Javier Álvarez. En estas apareció la figura de Roberto Iglesias (entró en la Peña a partir de la segunda edición), actual vicepresidente, que en 2008, pese al gran éxito de la QH, puso "fecha de caducidad" a la marcha, aludiendo a que el cansancio de los años había hecho mella en el equipo organizativo. Esto hizo reaccionar a un grupo de socios (55), que presentaron un escrito en una asamblea de la junta directiva en el que brindaban su apoyo y admitían ese "cansancio" al que hacía referencia Iglesias, e indicaban que cuando dejasen la organización había un buen grupo de gente dispuesta a tomar el relevo. Sin embargo, hubo quien se tomó ese escrito como un ataque hacia la Peña, cuando en ningún momento se planteó la idea de que nadie estuviera haciendo mal las cosas en cuanto a lo que organización se refiere.

    A día de hoy, Roberto Iglesias continúa lanzando 'dardos envenenados' en sus declaraciones contra los que considera que son un obstáculo para sus objetivos. Poniendo por encima su promoción personal, valiéndose de la fama que le proporciona la Quebrantahuesos.

    El cicloturismo es una disciplina deportiva muy difícil de definir. En muchos sitios lo denominan simplemente como el hecho de hacer turismo en bicicleta. Pero lo que veo más acertado es decir que el cicloturismo es una actividad recreativa, deportiva y, sobre todo, no competitiva. Quiero destacar esos cuatro conceptos porque pienso que el cicloturismo se debe orientar como "hacer deporte conociendo otros lugares, mientras disfrutas encima de una bicicleta".

Foto: universociclista.com
    El hecho de que la QH tenga tanta fama ha provocado que ganarla suponga un cierto reconocimiento en el ámbito del ciclismo amateur. Sin embargo, esto es un arma de doble filo. El 'ganador' de la edición de 2009, Ángel Vázquez, estaba sancionado por dopaje tras haber dado positivo por EPO, mientras era profesional, hasta 2010. Vázquez repitió primera plaza en 2012 y 2013, tras haber sido sancionado a perpetuidad en triatlón debido a un nuevo positivo por EPO en el Campeonato de duatlón del País Vasco. Puede ser que este exciclista esté aprovechando el hecho de que no hay controles antidoping en las pruebas de cicloturismo para ganar ese reconocimiento por haber 'ganado' la Quebrantahuesos tres años de las últimas cinco ediciones. Además, resulta algo extraño que los segundos clasificados en la XXIII edición de la marcha fueran en un tándem, ya que provoca un gran hándicap ante los que ruedan en una bicicleta convencional. Uno de los que iban en ese tándem fue Mikel Azparren, 'campeón' en 2007 utilizando prácticas ilegales, ya que llevó un coche de apoyo durante parte del recorrido que le solucionó un problema mecánico durante el Portalet.

    Otro apartado que desde mi punto de vista perjudica a la prueba es que se ha convertido casi por completo en un auténtico negocio, hasta el punto que desde 2011 una empresa privada (Octagon) es la que co-organiza la marcha junto a la Peña Ciclista Edelweiss. Las cifras que se manejan con la QH son desorbitadas. Al Alto Aragón llegan sobre nueve millones de euros gracias a la prueba, y gran parte de eso lo pagan los propios ciclistas, ya que el simple hecho de preinscribirse son cuatro euros por participante y luego, los 11.000 que disputarán tanto la Quebrantahuesos, como su hermana pequeña, la Treparriscos, deben abonar un mínimo de 60 euros si están federados o 10 euros más si no disponen de seguro deportivo. Lo cual resulta, por lo menos, bastante curioso, porque están pagando lo mismo aquellos ciclistas que disputan una prueba de 85 km con un avituallamiento que los que participan la QH, de 205 km y 9 puestos de avituallamiento. Por otra parte, los precios para poner un stand en la Zona Expo son elevados: 100 € por m2, de media, para los dos días de actividad que tiene la Quebrantahuesos. Además, los hoteles aprovechan para sacar tajada de la prueba, ya que prácticamente duplican sus precios y aun así completan sus habitaciones o rozan el lleno.

    Con este artículo no quiero 'malmeter' contra la QH. Tan solo quiero mostrar mi opinión de una prueba que se ha ido enturbiando con el paso de los años. Ya que los que verdaderamente se la toman como una cicloturista, los que participan para batirse a sí mismos disfrutando del deporte de la bicicleta, que debería ser la esencia de toda marcha cicloturista, incluida la Quebrantahuesos. Por último, no quiero olvidarme de los voluntarios, que son el gran valor que hacen posible organizar cualquier prueba deportiva, superando el millar en la QH.


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