8 de junio de 2014

CUANDO EL HIELO SE DETIENE

    Durante estos días se está disputando la final de la NHL, la mejor competición de hockey sobre hielo, por la Stanley Cup. En esta final al mejor de siete partidos, se encuentran Los Ángeles Kings, con el factor pista a su favor, y los New York Rangers, tras haberse proclamado como los mejores equipos de sus respectivas conferencias. Grandes artífices del éxito de estas franquicias, a las que en un principio no se las esperaba en la final, son sus porteros: Jonathan Quick y Henrik Lundqvist.

    En un deporte como el hockey sobre hielo, en el que se dispara sobre la portería contraria una media de 30 lanzamientos por partido aproximadamente, la figura del portero es fundamental, y estos dos guardametas han aumentado su nivel con la llegada de los playoffs. Tener la portería bien afianzada ha sido la clave para que estos dos equipos hayan sido capaces de alcanzar la final sin ser los favoritos para hacerlo.

Foto: nhlpa.com

    Jonathan Quick tiene un porcentaje de paradas por cada tiro sobre su portería del 90'6%. Es algo menor que el que ha llevado durante la temporada regular, pero no se puede decir que sus intervenciones apenas tienen relevancia en el juego, ya que en más de una ocasión ha hecho paradas de gran nivel en los momentos en los que su equipo más lo necesitaba y mejorando sus prestaciones en los últimos tercios.

Foto: fulltiltnyr.com
    En cambio, el que sí que se ha convertido en el auténtico líder de su equipo es Henrik Lundqvist. Tiene un porcentaje de paradas del 92'5% en playoffs, mejorando en medio punto su promedio durante el resto del año. Ha hecho que se vuelva en una tarea muy complicada el marcarle un gol a los Rangers y a partir de ahí han edificado su juego hasta llegar a pelear por la Stanley Cup.

    Ahora mismo se han jugado los primeros dos partidos de la final en Los Ángeles, con dos victorias en la prórroga para los locales. En estos choques tanto Quick como Lundqvist han estado a un gran nivel, demostrando que sus equipos están ahí por méritos propios y siendo ejemplos de que la última barrera en el hockey hielo es la más difícil de superar. 


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